Son las 4 de la tarde y el sol de verano no da tregua. Me
bajo del colectivo, el cual me deja en
la esquina de la casa de José Luis y en la puerta de la asociación que lo
acompaño en sus primeros pasos en el deporte.
Cuando llego a su casa golpeo las manos porque el timbre está roto. La vecina charla con el repartidor que le
trajo un bidón de agua “Acualic”.
Vuelvo a
golpear las manos un poco más fuertes.
Silencio. Me comienzo a preguntar si era hoy la entrevista.
De pronto se abre la puerta y sale mi entrevistado y me invita a pasar. Intento pero la reja está
cerrada. Entra de nuevo, busca la llave y me abre. Por fin ingreso a la casa..
Pasaron 10 minutos desde que baje del colectivo, pero me da la sensación de que
estuve 1 hora al sol.
Se disculpa por el
desorden de la casa. Para mí no estaba desordenada. Me ofrece una gaseosa, pero cuando me sirve se
da cuenta de que ya no tiene gas. –A ver, la voy a probar- me dice. La tira a
la pileta de la cocina. Al parecer estaba horrible. Me ofrece un vaso de agua
con 4 hielos.
Tomo un trago.Charlamos un rato de varias cosas. Pasa media
hora. Tomo otro trago de agua helada.
Aparece su hijo Juan, que además es mi amigo. Hablo un ratito con él. Tomo el
último trago de agua y prendo el grabador.
José Luis Lozano comenzó a patinar casi de casualidad. Le
habían regalado esos patines y los tenía que usar. Las calles de tierra de la
ciudad de Neuquén mucho no ayudaban, por lo que debía buscar un buen lugar para
poder hacerlo con mayor facilidad. Fue así como de a poco fue ganando destreza
sobre las 8 ruedas del par de patines.
Sin embargo nunca pensó en competir hasta la aparición de un hombre que comenzó a entrenar
a varios
chicos que querían poner en funcionamiento sus patines.
Benito Segura era un
enfermero que comenzó a entrenar a un José Luis de tan solo 12 años. Por esos tiempos, los domingos se realizaban
carreras de patines en el colegio Don Bosco, escuela que ya contaba con un equipo propio de patín. Por
lo tanto Benito decidió crear otro
equipo, el de la Asociación Española. Equipo que se convirtió rápidamente en el único rival del domingo del
equipo del Colegio Don Bosco, contra el cual se comenzó a competir. Fue así
como se empezaban a hacer notar el peso de las camisetas. Tanto al del colegio
como la de la asociación.
“Como yo hice toda la
primaria en el Colegio Don Bosco, tenía una mezcla de los dos, porque además mis
padres y mis tíos eran presidentes y
autoridades de la Asociación Española, pero finalmente seguí
representando a la asociación”
Pasaban los años y José Luis ya sabía cómo hace una largada
y una llegada en una competencia. Su
habilidad sobre las ruedas se hacía cada
vez más notoria. Lo que empezó como un juego se estaba volviendo cada vez más
serio. Sin embargo un hecho que cambio la historia de él, de las demás personas
que entrenaban y de la provincia, fue la
inauguración de la pista de patín de la asociación española. Esto representaba el primer patinodromo de la
provincia, y el segundo del país. Siendo el primero el que está ubicado en la ciudad
costera de Mar del Plata. La asociación abrió clases de patín. Muchos chicos y
chicas se anotaron. El patín comenzó a
hacerse un poco más popular en la región. Aun así todavía faltaba lo
mejor.
Fue en el año 1981, cuando José Luis tenía 17 años, que
comenzó una nueva etapa de su vida. Su
nivel era muy bueno, y tenía que medirse con otros patinadores igual de buenos.
Con esa edad debía correr en una categoría profesional. Benito decide organizar
un campeonato Argentino de patín en nuestra ciudad. José Luis ya había ganado 2.
Recuerdo que íbamos a
los campeonatos argentinos en choches, en 4 o 5 coches tipo caravana. Muchas
personas nos apoyaban a mis compañeros y a mí.- me comenta. Sin embargo se acercaba una etapa de su carrera en la que las
distancias no le permitirían que sea
posible viajar en auto hasta los destinos de sus competiciones.
Vienen varios patinadores a competir a Neuquén. Viene el
entrenador del seleccionado nacional. Elentrenador y todo el seleccionado es
de Mar del plata. No hay nadie de otro lado. Entre los competidores también hay
2 campeones mundiales. Patinadores profesionales. Patinadores con títulos. Pero
nada de eso logro intimidar a este neuquino que contaba con algunos títulos
nacionales.
Se prepara. Se entrena. Y paso lo que quizás no era tan
esperado. José Luis los venció a todos. Incluso a los campeones mundiales.
Enseguida lo quisieron en el
seleccionado, y se lo llevaron 3 meses a vivir a Mar del Plata. Para noviembre
de ese año, estaba compitiendo su primer campeonato mundial en
Brúcelas. No se le da. Deberá probar suerte en el próximo mundial, el cual se realizaría
dos años después en nuestro país. Aun así sigue compitiendo. Para fin de año
logra 7 títulos nacionales y 3 sudamericanos.
Se esfuerza, se mentaliza, y en el año 83 logra salir campeón
del mundo.
Nuestra ciudad era una fiesta. El patín se volvió más
popular. Se comienza a promocionar mucho el deporte, y se comienzan a construir
muchos patinodromos, a tal punto que se llega a tener 7 solo en Neuquén capital,
siendo quizás la única ciudad en el mundo con tantas pistas de patinajes
juntas.
A partir de acá, representó a la Argentina en el Mundial del
Colorado en 1985, en el Mundial de Australia en 1986, en el Mundial de Italia
en1988 y en el Mundial de Nueva Zelanda 1989. Gano más de 40 medalla
s de oro,
varias veces fue premiado por su trayectoria y hasta llego a ser elegido por
prensa latina como uno de los 3 mejores deportistas argentinos del año 87 junto
con Maradona y Gabriela Sabatini.
Con la llegada de Juan, su hijo, su carrera pasó a segundo
plano. Un hijo te cambia todo, dicen por ahí. Jose Luis lo puede ratificar. A
partir de su hijo, ya no se sentía igual de comodo al viajar a otros países,
estar 2 meses entrenando, para volver y entrenarse de nuevo para viajar a otro
lugar.
Fui a varios mundiales luego del nacimiento de Juan, pero
iba más a pasear que a otra cosa. Pensaba en que mi hijo recen nacido estaba
lejos. En el año 94, con 30 años se retiró por completo de su carrera deportiva
con el patín. Pero no se desvinculo del deporte, sino que apostó a un nuevo
sueño, el cual se basa en ayudar a
otros.
Comenzó con la Fundación Cristiana Neuquén Oeste, a través
de la cual se busca facilitar el acceso de las personas al deporte. Se
construyó en torno a 3 áreas. Un área deportiva, un área educativa y un área
social. El deseo de crear una institución como esta, nació de la posibilidad
que tuvo de conocer varios países, en los cuales podía ver como se
desarrollaban las actividades deportivas. Al llegar a Neuquén, los aviones
aterrizan cerca del barrio San Lorenzo, que era en ese entonces el más grande y
el más carenciado de toda la ciudad. En su corazón agradecido por las
oportunidades que se le brindaron, comenzó a soñar con la idea de tener un
gimnasio techado, donde las personas pudieran practicar deportes. La fundación
no recibe dinero del gobierno. Todo se hace a pulmón.
Durante la entrevista, Jose Luis varias veces mencionó una frase que me
llamo la atención, la de “usar el deporte
como herramienta”. ¿Herramienta para que? Bueno... El deporte lo ayudó en uno de los momentos mas difíciles de su vida, y el conoce el poder escondido detrás de estas practicas, por eso ve al deporte como una herramienta que puede cambiar vidas. Y en eso se enfoca cuando trabaja en la fundación.
Al terminar su historia, me queda un sentimiento de
admiración. Con 10 años pudo encausar el dolor, superar sus tristezas, entrenarse
duro y vencer a los campeones mundiales. Una vida muy gratificante y sin duda
merecedora de un buen descanso sobre cada logro, sin embargo, decidió seguir un
nuevo sueño, el cual implica ayudar a otros, compartiéndole su pasión y su
amor. Y es sin duda una de las mejores inversiones que se pueden hacer, porque
tanto el amor, como la pasión son contagiosas, y sin duda que da de lo que
recibió.
Por el sueño de José Luis es similar a tirar semillas por ahí…
Algunas cuantas no llegaran a tocar un terreno fértil, ya que a muchos chicos
no les interesa acercase a la fundación.
Algunas otras caerán
en un terreno en el cual empezaran a brotar, pero luego dejaran de crecer.
Muchas veces las personas se acercan, pero no encuentran interés en el deporte
y se alejan nuevamente.
Pero hay algunas semillas que caen en el terreno justo,
comienzan a crecer y se vuelven más grandes. En la fundación, seguramente hay
muchas historias de personas a las cuales el deporte los alcanzo justo a
tiempo. Personas que quizás encontraron una razón de vivir en el deporte,
personas a las que la realidad diaria les pega menos desde que se cruzaron con
esa pelota o esa red.
Y yo soy de los que creen que todo lo que das vuelve. Y sin
duda que una semilla que crece, tarde o temprano dará su fruto.